Los establecimientos efímeros o pop-up stores han dejado hace tiempo de ser un recurso para reducir stock o distribuir muestras de producto. Están integrados de manera plena en la estrategia de marketing de muchos retailers y marcas de otros sectores. Aumentan las ventas y la notoriedad de la marca pero, sobre todo, se han convertido en el escenario perfecto para atraer a un consumidor como el actual, para el que las experiencias que proporcionan las marcas es un ingrediente básico de su relación con las mismas.
Un estudio llevado a cabo por Google en 2022 y citado por Zendesk, consultora estadounidense especializada en interacción con el consumidor, señaló que de todas las marcas que habían montado una tienda pop-up, el 48% informó de que habían incrementado sus ventas; el 51% afirmó que aumentó su visibilidad en el mercado; el 66% tuvo más notoriedad, y el 46%, un repunte del engagement en redes sociales.